Maipú y Diagonal Roque Sáenz Peña

En esta esquina de la ciudad, Haffner, el Rufián Melancólico, cae. Se trata de uno de los momentos dramáticos de Los lanzallamas, ilustrado, años después, por José Muñoz en La Argentina en pedazos, de Ricardo Piglia. Es de noche. Después de una visita a Erdosain en su pensión, el Rufián Melancólico camina por la diagonal Sáenz Peña y se detiene en la esquina de Maipú. Parado allí, observa “las fachadas de los rascacielos en construcción. Perpendiculares a la calle asfaltada cortaban la altura con majestuoso avance de trasatlánticos de cemento y de hierro rojo. Las torres de los edificios, enfocadas desde las crestas de los octavos pisos por proyectores, recortan la noche con una claridad azulada de blindaje de aluminio”. Momentos después, y a pocos pasos, “tres estampidos llenan la calle de humo”. Haffner gira sobre sus talones, observa a dos hombres que lo apuntan, quiere gritar pero no puede. Dos disparos lo atraviesan. Mientras cae, piensa “¡Me jodieron!”, otra de las memorables expresiones de la novela de Arlt.