La Penitenciaría Nacional era un monumental edificio ubicado entre Las Heras, Coronel Díaz, Jerónimo Salguero y Juncal, en un predio ocupado actualmente por el Parque Las Heras. En uno de sus patios, en la madrugada del domingo 1° de febrero de 1931, Roberto Arlt asistió, como corresponsal del diario El Mundo, al fusilamiento de Severino Di Giovanni, uno de los anarquistas más importantes del movimiento libertario argentino, por parte del gobierno dictatorial encabezado por el general José Félix Uriburu. En su inolvidable crónica, titulada “He visto morir”, Arlt describe con particular destreza, el escenario del penal, el rostro del condenado a muerte, el momento en que lo vio morir al grito de “¡Viva la anarquía!”, la imponente serenidad del cadáver: “Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas. Fogonazo del tiro de gracia. Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto”.