En su artículo “Witold Gombrowicz (1904-1969)”, Enrique Vila-Matas dice con humor que de Gombrowicz hay dos obras maestras. La primera son sus Diarios. La segunda, una inscripción que dejó escrita en el baño de un café, sobre la Avenida Callao. Según cuenta en su Diario, Gombrowicz entró al baño y escribió una consigna humorística, unos versos: “Señoras y señores, para nuestro beneficio,/ no lo hagan en la tapa, sino en el orificio”. La anécdota es divertida, pero tiene un sentido más profundo. El anonimato implicado en este episodio (el baño en el que escribe esto es desconocido, y Gombrowicz mismo es anónimo a la hora de escribir la consigna) contrasta con el resto del Diario con la fuerza del contrapunto, precisamente porque el Diario en ningún momento se concibe como íntimo y anónimo, sino como público y editado, con un narrador que coincide explícitamente con la figura del autor. Sobre esta inscripción anónima, dice Gombrowicz: “Hay algo raro y embriagador en ello… que posiblemente proviene de la terrible evidencia del escrito que está allá en la pared unido al absurdo secreto de su autor, al que es imposible descubrir. Debo añadir también que esto no se ajusta por completo al nivel de mi creación…”.