“En El Coloso, ubicado en Perú y Avenida de Mayo, Gombrowicz se compraba ropa a fines de los años 40 y principios de los 50: camisas y trajes a muy bajo precio. En cuanto las lavaba se encogían y perdían el color, pero prefería eso a seguir pidiendo ropa vieja y usada a amigos que le pasaban lo que ya no usaban más. Los sombreros eran todavía demasiado caros para pensar en comprarlos, aunque los adoraba y consideraba que eran la parte más importante de la elegancia masculina.
Esta preocupación por el estilo, aunque al principio estuviera en clara contradicción con sus posibilidades económicas, fue una constante en Gombrowicz.
De hecho, la lista de compras que Gombrowicz hizo en Argentina es muy limitada (y Gombrowicz fue consciente de esto). Esta lista solo incluiría algo de ropa (un traje, ropa interior), zapatos, una pipa, un reloj marca Tissot. En un momento pensó en comprar una radio, pero terminó optando por un gramófono (un Ken Brown), y algunos discos: Schubert, Chopin, Bach, Mozart, Beethoven. Recién una vez que estuvo instalado en Europa, mediante una beca de la Fundación Ford, Gombrowicz pudo asumir no solo los gastos de nueva vestimenta, sino también, por primera vez, la compra de cuadros y varios electrodomésticos: un tocadiscos, una televisión, una heladera. En agosto de 1965 compró su primer auto (un Citröen 2CV). Ya tenía más de sesenta años.
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