Es mayo de 1976. Bioy está por encontrarse con una amante en esta esquina. Ahí estacionó su auto. Antes fue al cine (Bioy amaba el cine e iba casi a diario) y entonces comienzan las corridas y los disparos. Bioy, siempre algo hipocondríaco, teme agacharse por un dolor que ya tiene en la espalda, y entonces teme que sea difícil incorporarse. Por fin todo pasa y encuentra a su amante al lado de un nylon negro cubriendo a un asesinado. Pero todo vuelve a la normalidad. Rojo y negro. Ya en su auto, Bioy dice: “Al lado de ella me sentí confortado, de nuevo en mi mundo”.