De Dormir al sol, Bioy dice nada menos que tal vez sea la obra que justifica toda su obra. Los chismosos y los críticos comentan que la Diana de Dormir al sol está hecha con los peores rasgos de Silvina Ocampo. Pero Bioy también escribe algo más en esa novela: “Sé que algunos dicen que no tuve suerte en el matrimonio. Más vale que la gente de afuera no opine sobre asuntos reservados, porque en general se equivoca”. Lo cierto es que de todas las historias fantásticas de Bioy, que siempre disimulan la dolorosa irrealidad del amor, es Dormir al sol en la que encontró otra salida, de algún modo sorprendente.
Por otra parte, eligió un barrio, Parque Chas, para situar la ficción, que es como una isla en Buenos Aires (recuérdese que Bioy había situado sus dos primeras novelas, La invención de Morel y Plan de evasión, en dos islas); no hay otro barrio igual a Parque Chas, con ese diseño concéntrico, laberíntico, lleno de pasajes (la casa del relojero está en uno de los pasajes). Bioy se perdió por estas calles, aunque le gustaba retener aquellas que permitían entrar y salir del laberinto: Dublín, Bauness, Berlín, Hamburgo, Triunvirato. Sobre los pasajes dijo: “un pasaje es un barrio dentro de un barrio”. Algo que dice mucho de Parque Chas, pero también de la literatura de Bioy. La novela es de 1973, pero fue llevada al cine, en una buena versión, en 2012.