El 12 de agosto de 1963 se inauguró en Buenos Aires la galería El Taller, dedicada a exponer obras y a promocionar artistas de una tendencia que había comenzado a llamarse “arte ingenuo”. Estaba en un departamento, y sus dueñas e inspiradoras eran Leonor Vassena, Nini Gómez Errázuriz de Paz y Niní Rivero, mientras que Manuel Mujica Láinez era el autor de los catálogos de la galería, que luego se reunieron en un libro. En 1964 expusieron juntos Mujica Láinez y Alejandra. Él sus conocidos Laberintos, y ella una selección de los dibujos que había realizado a partir de su breve aprendizaje en el taller de Battle Planas.
Hay que destacar, ante todo, la amistad y las afinidades que unían a Alejandra y a Manucho: ambos tenían un humor desopilante, Alejandra admiraba profundamente la prosa de Mujica Láinez, este valoraba la poesía de ella, y compartían el amor por la pintura y la costumbre de incluir muestras de esa aptitud plástica en sus cartas. Así como de estas quedaron múltiples ejemplos, no se sabe cuáles fueron exactamente los dibujos que expuso Alejandra, y no quedó más que algo de su producción en manos de amigos, y en papeles depositados en la Biblioteca de la Universidad de Princeton.