Grupo Equis. Córdoba y el Bajo

A raíz de que Roberto Juarroz le hizo la primera reseña en un diario importante –el libro era La última inocencia y el diario La Gaceta de Tucumán–, estableció una amistad con él por la cual fue al Grupo Equis, que Juarroz dirigía y que además publicaba una revista de alto nivel literario Poesía=Poesía. El grupo, tras haber iniciado sus encuentros en la casa de Juarroz en Adrogué, se reunía dos veces por mes en Buenos Aires, en un sótano de Córdoba y el Bajo. Los actos que se realizaban iban de lecturas de poemas a proyecciones de cine y representaciones teatrales –allí se leyó por primera vez en Buenos Aires Esperando a Godot, de Beckett–, pero no eran esas actividades las que le interesaban a Alejandra, sino las charlas posteriores e informales en el café de Córdoba y San Martín, donde hablaba muy poco pero escuchaba atentamente.

Allí Alejandra se ganaba la ternura protectora de los varones –Juarroz, Peltzer, Mario Morales– y la inquina de las mujeres, a quienes las sacaba de quicio tanta indefensión, tanto aire de extranjera. Porque no era solo su desamparo, sino una especie de inadecuación radical ante la realidad, un estado de ignorancia infantil y perpleja ante las manifestaciones de la cotidianeidad.

Tanto mientras estuvo en Buenos Aires como desde París, Alejandra publicó a menudo en la revista, incluso una selección de sus diarios, cuando se atrevió a hacerlo.

Con Juarroz mantuvo una prolongada amistad, que alcanzó un punto de especial intensidad cuando ambos coincidieron en París y se vieron a menudo, lo mismo que con Roberto Yahni, amigo de Filosofía y Letras.