Durante el acecho a Celestino Iglesias, Fernando Vidal Olmos visita también otra cafetería de la zona: la Antigua Perla del Once (Avenida Rivadavia 2800, esquina Jujuy) frente a la Plaza Miserere. Lo hace para ir al baño, en uno de los episodios más cáusticos y también más estéticamente experimentales, donde analiza mordazmente los grafittis del baño y la condición humana.
En 1966, un lustro después de la aparición de la novela, “Tanguito” (José Alberto Iglesias) y Lito Nebbia compusieron en ese mismo baño “La balsa”, canción fundadora del rock nacional, cuya letra bien podría haber suscrito Martín del Castillo: “Estoy muy solo y triste acá/ en este mundo abandonado/ tengo una idea, esa la de irme/ al lugar que yo más quiera/ me falta algo para ir/ pues caminando yo no puedo/ construiré una balsa/ y me iré a naufragar”.
La Perla ya tenía su tradición en cuanto a reuniones de artistas. En la década del 20, los jóvenes de la vanguardia martinfierrista (como Borges y Marechal) se citaban allí para escuchar a Macedonio Fernández y debatir sobre metafísica y literatura.
Aunque fue declarada Sitio de Interés Cultural en 1994 y bar notable de Buenos Aires, la Antigua Perla del Once cerró sus puertas en enero de 2017 para reabrir muy poco después, como parte de la cadena de pizzerías La Americana, Reina de las empanadas. La ironía del hecho hubiera complacido sin duda a Fernando.