Es la noche del 19 de agosto de 1961 y en el Teatro de los Independientes diez militantes del Movimiento Nacionalista Tacuara, que defiende un ideario fuertemente católico, anticomunista y antisemita, están distribuidos entre las butacas de la sala. Sobre las tablas se representa Enterrad a los muertos, del escritor judío norteamericano Irwin Shaw que es, también, un manifiesto pacifista en contra de la guerra. Pocos minutos antes de que termine la representación, uno de los tacuaras se levanta de su butaca y dispara contra el escenario. Los otros nueve le siguen inmediatamente, lanzan varios proyectiles y gritan consignas como “Viva Tacuara”, “Comunistas a Moscú” o “Viva el Restaurador”. Según el investigador Juan Manuel Padrón, el ataque está dirigido no solamente a la representación de la obra de Shaw, sino también al mismo teatro, al que los tacuaras consideraban un espacio de “penetración ideológica marxista”.
Abelardo Castillo se encontraba presente al momento del atentado dado que, en esa misma época, Enterrad a los muertos no era la única obra en cartel. También en Los Independientes se ponía en escena El otro Judas, bajo la dirección de Onofre Lovero, que había fundado el teatro. Dice Castillo en su Diario: “Esta noche, un grupo de Tacuaras ha tiroteado el Teatro de los Independientes, donde se representan El otro Judas y Enterrad a los muertos. Hirieron a dos actores. Fue durante la función de Enterrad a los muertos —que es cuando todo el elenco del teatro está en escena. Rompieron vidrios, carteles, el Castagnano de la escalera. El busto de Romain Rolland, de Juárez, fue arrancado de su base y arrojado al suelo. No puedo explicar lo que sentí al verlo. Quise alzarlo; un policía no me dejó: no se podía tocar nada hasta que llegara no sé qué autoridad”.