María Elena Walsh murió el lunes 10 de enero de 2011, por la mañana, en el sanatorio de La Trinidad, por complicaciones provocadas por una osteoporosis muy severa que le ocasionó diversas fracturas e intensos dolores durante los últimos años de su vida. Luego de ser velada en SADAIC, su cuerpo fue llevado al día siguiente al mediodía al cementerio de La Chacarita y, luego de un responso, depositado en el panteón de la institución. Acompañado por familiares, amigos, colegas y mucha gente anónima que entonó algunas de sus canciones, su ataúd iba tapado, como fue su voluntad, “por una manta tejida/ por mis paisanas”, como dicen los versos de “La paciencia, pobrecita”: “Tápenme cuando me muera/ con una manta tejida/ por mis paisanas./ No se acaben todavía,/ angelitas de las guardas,/ ay, madres mías”.