En 1985 María Elena Walsh fue convocada por el presidente Raúl Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia, un órgano asesor, un espacio plural que sostuviera con su prestigio y trabajo la labor de gobierno de la democracia recién recuperada. Lo integraron políticos de diversos signos, más el cardiólogo René Favaloro, el militar Ricardo Flouret, la físico-matemática Emma Pérez Ferreira y el sacerdote católico Fernando Storni. El cargo era ad honorem pero cada miembro tenía un despacho y un chofer para desplazarse hasta allí. Algunos de los temas en estudio fueron el traslado de la Capital a Viedma, la conveniencia de adoptar un régimen parlamentario en vez del presidencialista en vigencia y la creación de una nueva ley de radiodifusión. Además, María Elena Walsh trabajó en un registro de mujeres capaces de la Argentina y respaldó la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo. En 1989 el Consejo fue disuelto, poco antes de la asunción del gobierno por Carlos Menem.