El Edelweiss es un restaurante en el que varias generaciones de escritores, actores, directores, músicos, asistentes al Teatro Colón, cantantes y estudiantes comieron y celebraron, en el salón de atrás. Alejandra lo frecuentó ya desde su época en la Escuela de Periodismo, en compañía de Bajarlía, pero luego también con Manucho Mujica Láinez, León Ostrov (cuando ya no era su analista). Allí fue donde sus amigos organizaron un banquete para celebrar el Primer Premio Municipal de Poesía por Los trabajos y las noches (1965), en noviembre de 1968.
Otras personas que se sumaban a esos encuentros eran Eduardo “Teddy” Paz Leston, Oscar Hermes Villordo, Billy Whitelow y Juan José Hernández. Eran momentos donde volaban las bromas, las referencias con doble sentido, los chismes con ese filo acerado, impertinente y genial que todo adquiría en boca de Mujica Láinez. O todo podía resolverse en alguna boutade de Alejandra, como cuando, deslumbrada ante la auténtica camiseta de gondolero que lucía Villordo, recién llegado de un viaje a Venecia, respondió a su gesto principesco, quien se la sacó para regalársela, poniéndosela y usándola toda la noche, pues la divertía que subrayara su aspecto de muchachito.