Se conoce como “el Bajo” a una zona de Buenos Aires comprendida por las avenidas Paseo Colón, Leandro N. Alem y Libertador hasta Recoleta (que se continúan entre sí), y por otro lado Ingeniero Huergo y Eduardo Madero.
En la época del relato primero de la novela (y antes, más aún) se trataba, sobre todo en el área cercana al puerto, de un espacio de mala fama, marginalidad y bares prostibularios. La avenida Leandro N. Alem se llamó hasta 1919 “Paseo de Julio”. Por ordenanza municipal debían construirse recovas en los edificios cuyos frentes daban al Paseo. De ahí que soliera designárselo como “la Recova”, nombre que se le da también en la novela.
Algunos personajes (Martín, Alejandra, Fernando, Bruno) ambulan por la zona y entran en los “bares del Bajo”, los “boliches del Bajo”, los “cafetines”. Como el llamado Moscova (Independencia y Paseo Colón), cuyo dueño es un significativo personaje secundario: Iván Petróvich (Vania), un ex violinista morfinómano y fracasado que encarna para Alejandra, en su derrota, el lado más conmovedor y auténtico de la humanidad.
También la zona aparece con otras connotaciones: vecino al Bajo, en los aledaños de la Plaza de Mayo, se halla lo que Fernando designa como “barrio de los Bancos” donde se concentra el poder económico, que describe irónicamente con metáforas religiosas.