El nombre Riachuelo designa a la desembocadura del río Matanza-Riachuelo, que delimita la frontera sur de la ciudad de Buenos Aires. Diversos puentes lo atraviesan. En la novela se nombra especialmente al Avellaneda, que establece un nexo entre la Boca y la Isla Maciel.
En realidad existen dos puentes con este nombre, situados uno al lado del otro. El primero es el antiguo Puente Transbordador Nicolás Avellaneda (1914), construido en hierro abulonado. Su imponente estructura es un ícono de La Boca y forma parte inconfundible del paisaje plasmado por el pintor Benito Quinquela Martín; después de casi sesenta años de inactividad volvió a funcionar en 2017. El segundo puente Nicolás Avellaneda, a unos cien metros, hecho de hormigón armado, permite el rápido tránsito de miles de vehículos. Por aquí cruzan Martín y el camionero Bucich cuando parten rumbo a la Patagonia. También hay una referencia al Puente Avellaneda como punto de encuentro entre Martín y Alejandra.
Del otro lado del Riachuelo, lindante con Barracas y con La Boca, se halla el partido de Avellaneda, donde también transcurre parte de la acción novelesca centrada en el pasado de Fernando Vidal Olmos y en su vinculación con centros obreros y grupos anarquistas. En esta zona industrial de fábricas y frigoríficos abundaban las organizaciones de trabajadores con diversas orientaciones políticas, algunas muy radicalizadas. Tito d’Arcángelo recuerda a Tino, su hermano anarquista, al que mataron allí. También se menciona en la novela al intendente conservador Barceló, “que dominaba Avellaneda con sus prostíbulos y garitos”.