Estación Retiro

En la estación Retiro comienza la acción de la novela El amor brujo y la historia de amor entre Balder e Irene. Esa tarde de mediados de 1927, Balder se paseaba nerviosamente junto a la muralla que limita el andén número uno de la estación mientras miraba el ir y venir de los trenes eléctricos cuando, de pronto, al levantar los ojos del suelo “encontró la mirada de una chiquilla fija en él. Era una colegiala. Blanco sombrero de anchas alas sombreaba una frente pálida, enmarcada por las muescas de sus rulos que caían a lo largo de su semblante un poco ancho, pálido y de ojos estriados de rayas grises y ligeramente amarillas, lo cual le daba cierta apariencia de expresión felina, ‘gatuna’, como diría más tarde Balder”. Como Irene vive en Tigre, la estación Retiro es un escenario recurrente de la trama de la novela porque de allí salen los trenes que llevan a Balder a la casa de su prometida. La estación, con su estrépito de trenes, el estruendo de los silbatos, el bullicio de los andenes, el murmullo constante de los pasajeros, es sinécdoque y metáfora de la ciudad misma.