Solo una vez Cortázar presentó un libro suyo en Buenos Aires. Fue en la Federación Gráfica, en 1973, a raíz de la publicación de Libro de Manuel.
Cortázar había apoyado la fórmula que llevó a la presidencia a Héctor Cámpora, y quería hacer una presentación del libro que estuviera a tono con la situación política. El acto lo organizaron Raimundo Ongaro, titular de la CGT de los Argentinos y Vicente Zito Lema. Además, Zito Lema invitó a Rodolfo Ortega Peña, que era, junto con él, abogado de los familiares y víctimas de la masacre de Trelew.
En el momento de empezar la presentación, el salón estaba lleno de gente. Había intelectuales, artistas y dirigentes gremiales, que iban a ver al Cortázar político. Y lectores, que iban a ver al Cortázar escritor. Estaban los curas Carlos Mugica y Jerónimo Podestá. También participaron María Elena Walsh, Sara Facio y Cipe Lincovsky.
Fue un evento tenso, en el que Cortázar recibió críticas por sus declaraciones antiperonistas de las décadas anteriores. Sobre el modo en que respondió el escritor, Vicente Zito Lema contó: “Julio contestó a las agresiones con tanta honestidad y tanta capacidad de autocrítica, que el clima cambió. El tema de fondo es que Cortázar era un tipo tan honesto que si la pregunta venía de mala leche, él la contestaba de tan buena forma que casi quedaba como desnuda la mala fe del que preguntaba. Él se desnudó de una forma absoluta, en sus sentimientos, en sus contradicciones, pidió disculpas, y todo se fue acomodando de a poco”.
Durante esa visita a Buenos Aires, Cortázar decidió donar todos los derechos de autor de Libro de Manuel para que fueran administrados por los abogados de los presos políticos. Y pidió también que nunca se hiciera público. Esto se supo recién cuando se había terminado la última dictadura, diez años después. Cortázar ya había muerto.