A los dieciséis años, recién llegado de Junín y con el dinero que le dejó su aguinaldo como empleado metalúrgico y la venta de una bicicleta, llega a Buenos Aires. Tenía la referencia de un tío materno que vivía por la calle Chile y Sarandí, así que le preguntó a un policía y tomó el colectivo 6. Al llegar, encontró el Hotel Del Plata, un edificio de dos pisos, de estilo francés, con una puerta de madera oscura y una escalera de mármol que ofrecía una comida al mediodía donde vivirá algunos años. Dice Germán García: “Con excepción del pariente de mi madre que avaló la minoría de edad en el registro del hotel y de Yaco —el médico colombiano que me recomendó a uno de los suyos para conseguir trabajo— nadie sabe que estoy aquí. Este año, 1960, inicia la separación definitiva, tanto de Junín, como de mi familia. Hace unos meses nevó en Junín, hace unos meses vi la nieve con una chica encantadora. Ahora estoy solo. Necesito una mujer, un trabajo y algunos libros”.
Es en este lugar donde comienza la travesía por una ciudad que hará suya y que, junto con su gente y sus historias, serán tema de sus libros.