El Hotel Majestic es el primer lugar al que Junior, protagonista de La ciudad ausente, se dirige a buscar pistas acerca de la máquina de ficción de Macedonio alrededor de la cual gira toda la novela. La ubicación que le asigna el narrador es curiosa (“El Hotel Majestic, con su entrada de mármol y sus paredes descascaradas, estaba ahí, en Piedras y Avenida de Mayo”) porque el edificio del hotel en realidad se encuentra, aun al día de hoy, a unas cinco cuadras de ahí, en Avenida de Mayo y Santiago del Estero.
El Majestic fue construido entre 1905 y 1909, contó con ciento cincuenta habitaciones decoradas con estilos diferentes y fue diseñado combinando líneas francesas e italianas. En 1931, fue vendido al Ministerio de Hacienda por una deuda con el Banco Hipotecario y en 1947 fue destinado a lo que actualmente es la AFIP, de la que hoy es una sede.
En la novela de Piglia, es donde comienzan las investigaciones de Junior, el periodista que escribe sobre el Museo. La escena, construida a partir del diálogo, funciona casi como un relato autónomo, y tiene mucho de policial negro. En una de las habitaciones, la cantante Lucía Joyce (en el ascensor del Hotel se lee: “El lenguaje mata, viva Lucía Joyce”), conversa con Junior acerca de sus desventuras amorosas y su relación con las drogas y el alcohol y lo conecta con Fuyita, el encargado de seguridad del Museo de quien es amante.