El miércoles 27 de noviembre de 1985 Borges pasó aquí su última tarde. Y por supuesto, en ella, también lo acompañó Bioy. O cambiando las prioridades o primacías: aquí vino Bioy sin saber que venía a despedirse para siempre de su amigo. Al día siguiente Borges partiría a Italia, acompañado de María Kodama. Su salud iba desmejorando cada vez más. Sin embargo, aquella tarde los dos se encontraron para una muestra de primeras ediciones de Borges (la colección de José Gilardoni) organizada por el librero Alberto Casares. Bioy anota que lo halló de buen aspecto.