El Parque Rivadavia está ubicado entre la Avenida Rivadavia y las calles Rosario, Chaco y Doblas. Cercano a la redacción del diario El Mundo, es el escenario de numerosas “Aguafuertes porteñas” de Roberto Arlt, quien lo convierte en un mirador de personajes, usos y costumbres de la sociedad porteña de finales de los años 20 y comienzos del 30. En una de sus crónicas más conocida, “Amor en el Parque Rivadavia” de junio de 1931, Arlt cuenta que una noche lluviosa, mientras cruzaba el parque, con las manos sumergidas en los bolsillos del perramus y los ojos muy atentos, vio, en la alameda que corre de este a oeste, a “parejas compuestas de seres humanos de distintos sexo, conversando (esto de conversar es una metáfora) muy liadas”. Sorprendido, se pregunta “¿quién me va a creer esto?” porque las parejas estaban sentadas en bancos mojados, insensibles a la humedad e “igualmente laboriosas en eso de demostrarse que se querían”. Días después, regresa, también de noche. Esta vez no llueve, pero había una humedad “de mil demonios” y una neblina muy espesa. Arlt camina apurado, con frío, pensando en el plato de sopa que lo espera en su casa y con miedo a una bronconeumonía cuando descubre que, en los mismos bancos de la misma alameda, “innumerables parejas de niños y señoritas, jóvenes y caballeros, se arrullaban de dos en dos bajo las ramas de los árboles, que goteaban lagrimones diamantinos”.