Plaza Almagro

Una vez mudada a Buenos Aires vivió en el barrio de Almagro. En su casa daba sus talleres, por donde pasaron, por nombrar a algunos, Pía Bouzas, Elvio Gandolfo, Irene Gruss, Alejandra Costamagna, Alejandro Zambra y Diego Zuñiga. Fue Liliana Villanueva la que, en 2015, hizo público algo de lo que pasaba allí dentro, en su libro Las clases de Hebe Uhart. En el taller no se leía Cortázar ni Borges ni García Márquez. Uhart prefería darles para leer a cronistas, a Clarice Lispector, a Chéjov. Pía Bouzas, en una entrevista, cuenta que lo que le interesaba a Uhart era descubrir lo más singular de cada uno, que se escriba sobre lo propio.

Organizaba asados en la terraza, tanto para sus alumnos como para sus compañeros de cátedra. El portero, Norberto, le prendía el fuego, ponía la carne, y se iba. A cambio, Hebe Uhart le cocinaba comidas que nunca había probado, como platos árabes. Norberto no sabía que era conocida: se enteró por la cantidad de alumnos, y por los periodistas que a veces aparecían con cámaras en la puerta.